Comer no consiste solo en sobrevivir (que también) si no en compartir tu tiempo con los demás. Por eso, cuando quedamos para comer con alguien, por lo general, tardamos mucho más que comiendo solos. Sin embargo, no es lo único que cambia. Porque, según refleja un estudio, comemos más cuando lo hacemos con amigos.
Un estudio de la Universidad de Birmingham
La Universidad de Birmingham ha sido la responsable de sacar adelante este estudio. En el que se refleja no solo que comemos más cuando lo hacemos con amigos. Si no también que, cuando lo hacemos con desconocidos, comemos menos.
Lo que puede ser causado, como ya se sospechaba, la hora de la comida es algo más que simple supervivencia. Y no solo eso, si no que la propia composición de las comidas también cambia cuando estamos acompañados.
Comemos entre un 29% y un 48% más
Porque, según los resultados del estudio, comemos entre un 29% y un 48% más cuando estamos rodeados de amigos o familia. Lo que incluye un aumento en la ingesta de las grasas y las proteínas con respecto a las comidas que hacemos sin compañía.
Es decir, comemos más calorías de lo que normalmente haríamos. Y estas calorías extra vienen en forma de grasas y proteínas.
Las diferencias por sexos
Aunque el estudio ha desvelado otras cuestiones, como que, por ejemplo, las diferencias por sexos. Porque también ha quedado claro que este aumento en la ingesta es menor en las mujeres que en los hombres.
Sobre todo cuando las mujeres se encuentran en compañía de hombres. Comiendo menos sin importar si se encuentran entre amigos o desconocidos.
Con desconocidos comemos menos
Además, también se ha revelado que, en presencia de desconocidos, comemos menos. Es decir, si nos tenemos que sentar en una mesa rodeados de personas que no conocemos, comeremos menos que si lo hiciéramos nosotros solos.
Un fenómeno que los investigadores han atribuido a la supervivencia. Ya que, nuestros antepasados, cuando se encontraban en grupo se sentían más seguros y tendían a comer más.
Cuando comer no es lo más importante
Además, claro, de que cuando comes acompañado, comer es lo de menos. Porque lo que prima en ese caso es reforzar el vínculo con las otras personas. Lo que puede ocasionar que «perdamos» la cuenta de lo que hemos comido.
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