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5 datos curiosos sobre el Universo que no conocías

5 datos curiosos sobre el Universo que no conocías

Es casi inevitable mirar al cielo de noche y no quedarse asombrado. Lleva sucediéndole a la gente desde que hay registros escritos, y nosotros no íbamos a ser una excepción. Y es que, como en otros aspectos, nos fascina aquello que no conocemos, y pocas cosas conocemos menos que el Universo. Por eso mismo, y para que aprendas algo nuevo, te dejamos con 10 datos curiosos sobre el Universo.

Nacen 275 millones de estrellas cada día

5 datos curiosos sobre el Universo que no conocías

El Universo (o al menos la parte que podemos ver) es prácticamente infinito. Pero claro, entre la expansión que sufre y que cada 24 horas que pasan nacen unos 275 millones de estrellas que antes no estaban ahí, es normal que haga falta mucho espacio.

Aunque ojo, porque otras tantas estrellas nos dejan cada día. No nos damos cuenta porque, por lo general, están tan lejos que es imposible observarlas sin material especializado.

Saturno flotaría en el agua

Saturno

Si tuvieras a mano una piscina lo suficientemente grande, y tendría que ser una piscina enorme, el planeta más conocido por sus anillos flotaría en ella. ¿Por qué? porque, a pesar de su tamaño, es una planeta con una densidad muy baja.

Algo que tiene mucho que ver con que se trate de un planeta compuesto por gases en su mayoría.

La tierra cabría 6 veces en los anillos de Saturno

Anillos de Saturno

Como lo lees, en el ancho de los anillos podrías meter un objeto del tamaño de nuestro planeta hasta 6 veces en fila. Además, aunque pueda parecer otra cosa, estos anillos están compuestos de trozos de hielo y rocas.

De modo que, a pesar de su tamaño grupal, se trata de objetos relativamente pequeños y ligeros, por lo que podrían atravesarse sin muchas dificultades.

Un día en Venus dura lo mismo que un año en la tierra

5 datos curiosos sobre el Universo que no conocías

Los “días” (una rotación del planeta sobre su eje) no duran lo mismo en todos los planetas del Sistema Solar. Pero el caso de Venus es el más llamativo, ya que un día en este planeta dura lo mismo que un año en La Tierra.

Curiosamente, los años en Venus (una órbita alrededor del Sol) duran menos que un año en La Tierra. Ya que, mientras que el planeta tarda aproximadamente 365 días en girar sobre sí mismo, solo tarda 225 en hacerlo alrededor del Sol.

El Sol es el 99% de la masa del Sistema Solar

Imagen del Sol

Así es, 99 de cada 100 gramos del Sistema Solar pertenecen al astro que le da nombre. Y es que, puestos en perspectiva, harían falta una cantidad ingente de planetas y lunas para alcanzar esa masa.

Lo que explica que el Sol sea el centro del sistema y los planetas giren en torno a él, y no al revés. Uno de los datos curiosos sobre el Universo que más sorprenden.

Imágenes: NASA y Unsplash

El pájaro extinto que volvió de entre los muertos

El pájaro extinto que volvió de entre los muertos
(Image: © Charles J Sharp [CC BY-SA 4.0])

Cada vez hay más animales en la lista de especies protegidas. Y cada vez se extinguen más y más especies minoritarias. Sin embargo, lo que esta especie de pájaro ha conseguido es algo que no se ve todos los días. Porque, aunque suene a mentira, existe una especie de pájaro extinto que volvió a surgir en la naturaleza.

El pájaro extinto que volvió a la vida

playa de madagascar

El Aldabra rail de cuello blanco se extinguió hace más de 138.000 años, cuando la isla donde se encontraba la mayor parte de la población se hundió en el mar. Pero claro, es lo normal, ya que hablamos de un pájaro que no puede volar.

Sin embargo, parece que la evolución se encaprichó del animal, ya que, en el momento que el nivel del agua volvió a dejar la isla sobre la superficie, la selección natural se puso manos a la obra.

No era la primera vez que estaba al borde de la extinción

El pájaro extinto que volvió de entre los muertos
Huesos de las diferentes etapas en las que surgió en animal – Universidad de Portsmouth

Y, como por arte de magia, según los diferentes animales repoblaban la isla, el milagro se fue creando. Generación a generación, lo que parecía imposible sucedió. Este curioso pájaro volvió a perder la capacidad de volar.

Repoblando de nuevo un lugar que ya había conquistado. Aunque, según reflejaron las investigaciones, el pájaro extinto que volvió de la tumba ya había sobrevivido a eventos similares antes. Ya que, debido al aumento de población de la isla de Madagascar, de la que son originarios, estuvieron al borde del colapso.

El primer caso descubierto en pájaros

Baobabs en Madagascar

Este fenómeno, conocido como evolución reiterada, ya se había descubierto, pero nunca se había encontrado un ejemplo tan claro. Menos aún en pájaros, cuyas ramas evolutivas han variado enormemente a lo largo de los millones de años que llevan en La Tierra.

La mejor parte es que, si te sientes con ganas de ver a estos auténticos supervivientes, puedes hacerlo. Ya permanecen que en la misma isla que los vio extinguirse y volver a nacer.

Imágenes: Unsplash

Comemos más cuando lo hacemos con amigos

Comemos más cuando lo hacemos con amigos

Comer no consiste solo en sobrevivir (que también) si no en compartir tu tiempo con los demás. Por eso, cuando quedamos para comer con alguien, por lo general, tardamos mucho más que comiendo solos. Sin embargo, no es lo único que cambia. Porque, según refleja un estudio, comemos más cuando lo hacemos con amigos.

Un estudio de la Universidad de Birmingham

comiendo en blanco y negro

La Universidad de Birmingham ha sido la responsable de sacar adelante este estudio. En el que se refleja no solo que comemos más cuando lo hacemos con amigos. Si no también que, cuando lo hacemos con desconocidos, comemos menos.

Lo que puede ser causado, como ya se sospechaba, la hora de la comida es algo más que simple supervivencia. Y no solo eso, si no que la propia composición de las comidas también cambia cuando estamos acompañados.

Comemos entre un 29% y un 48% más

Comemos más cuando lo hacemos con amigos

Porque, según los resultados del estudio, comemos entre un 29% y un 48% más cuando estamos rodeados de amigos o familia. Lo que incluye un aumento en la ingesta de las grasas y las proteínas con respecto a las comidas que hacemos sin compañía.

Es decir, comemos más calorías de lo que normalmente haríamos. Y estas calorías extra vienen en forma de grasas y proteínas.

Las diferencias por sexos

Comemos más cuando lo hacemos con amigos

Aunque el estudio ha desvelado otras cuestiones, como que, por ejemplo, las diferencias por sexos. Porque también ha quedado claro que este aumento en la ingesta es menor en las mujeres que en los hombres.

Sobre todo cuando las mujeres se encuentran en compañía de hombres. Comiendo menos sin importar si se encuentran entre amigos o desconocidos.

Con desconocidos comemos menos

Persona comiendo una hamburguesa

Además, también se ha revelado que, en presencia de desconocidos, comemos menos. Es decir, si nos tenemos que sentar en una mesa rodeados de personas que no conocemos, comeremos menos que si lo hiciéramos nosotros solos.

Un fenómeno que los investigadores han atribuido a la supervivencia. Ya que, nuestros antepasados, cuando se encontraban en grupo se sentían más seguros y tendían a comer más.

Cuando comer no es lo más importante

Comemos más cuando lo hacemos con amigos

Además, claro, de que cuando comes acompañado, comer es lo de menos. Porque lo que prima en ese caso es reforzar el vínculo con las otras personas. Lo que puede ocasionar que “perdamos” la cuenta de lo que hemos comido.

Imágenes: Unsplash

Dormir en el suelo no es tan malo como piensas

Dormir en el suelo no es tan malo como piensas

Si te dicen que tienes que hoy te toca dormir en el frío suelo, lo natural es que no te haga ninguna gracia. Y es normal, teniendo un buen colchón en casa, ¿por qué no usarlo? Pues resulta, según un estudio, que dormir en el suelo no es tan malo como piensas.

Dormir en el suelo no es tan malo como te han dicho

cama deshecha

Pero ojo, que no nos referimos a dormir “en el suelo suelo”. Sino a cambiar tu somier por un tatami. Algo que los japoneses llevan haciendo toda la vida pero que en occidente seguimos viendo muy raro.

Y es que, aunque parezca mentira, dormir sobre un tatami tiene un montón de beneficios con respecto a una cama tradicional occidental. Porque, como siempre, los japoneses parece que van un paso por delante del resto de nosotros.

Un tatami para mejorar tu postura

Dormir en el suelo no es tan malo como piensas

Puedes pensar que dormir en un tatami sobre el suelo tiene que ser muy perjudicial para tu espalda, pero nada más lejos de la realidad. Ya que, al dormir sobre una superficie relativamente dura, nuestro cuerpo irá mejorando poco a poco su postura.

Fortaleciendo nuestra espalda y, en algunos casos, incluso eliminando alguno de esos dolores que llevan años con nosotros. Aunque, por supuesto, no te quitará ninguna contractura.

Más espacio en casa

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Una publicación compartida de Karup Design (@karup_design) el 14 Oct, 2019 a las 12:07 PDT

Además, lo normal al usar tatamis en lugar de un somier es que lo acompañes de un futón. Algo que podríamos considerar un “colchón pequeño”. Un elemento que, por las mañanas, podríamos guardar en un armario sin problema.

Dejándonos así mucho más espacio libre en casa (y eliminando la necesidad de hacer la cama, de paso). El lado malo es que limpiar un tatami es algo más complicado que limpiar el suelo o un colchón.

Los tatamis te ayudan a dormir

Dormir en el suelo no es tan malo como piensas

Otro aspecto de los tatamis que poca gente conoce es que su olor (sí, lo has leído bien, su olor) puede ayudarte a dormir. ¿Cómo? Sobre todo en los más tradicionales, el olor a hierba y naturaleza que desprenden funcionan como una “aromaterapia”.

Haciendo más fácil que nos durmamos después de un duro día de trabajo. Esto se hace más patente en los días de lluvia, momentos en los que el olor se intensifica. Aunque en ningún momento llega a ser un olor desagradable o sobrecogedor.

Menor impacto medioambiental

puertas correderas

Por otra parte, el uso de tatamis frente a somiers también es beneficioso para el medio ambiente. Ya que, en lugar de metal o plásticos se emplean materiales más naturales.

Lo que reduce el impacto que supone crearlos y, a su vez, hace más fácil reciclarlos una vez su vida útil ha llegado a su fin.

Imágenes: Pixabay y Unsplash

¿Por qué se te olvidan los nombres de la gente? (Y como evitarlo)

¿Por qué se te olvidan los nombres de la gente? (Y como evitarlo)

Te presentan a alguien, estáis un rato hablando y, en cuanto lo pierdes de vista no eres capaz de recordar como se llamaba. Un clásico a la hora de las interacciones sociales. Y también un problema cuando vuelves a encontrarte con esa misma gente. Pero, ¿por qué se te olvidan los nombres de la gente?

¿Por qué se te olvidan los nombres de la gente?

¿Por qué se te olvidan los nombres de la gente? (Y como evitarlo)

Porque si es alguien a quien no vamos a volver a ver en la vida, da un poco igual. Pero pocas cosas hay peores que tener que usar todos los pronombres habidos y por haber para evitar preguntarle de nuevo su nombre a la otra persona.

Sin embargo, la ciencia viene una vez más al rescate para explicarnos a qué se debe este suceso. Y, más importante, como conseguir que no nos vuelva a pasar.

Una explicación científica

¿Por qué se te olvidan los nombres de la gente? (Y como evitarlo)

La respuesta científica le echa la culpa a tu propio cerebro. Y es que el esfuerzo y el espacio neuronal de nuestro cerebro no es infinito. Lo que nos lleva que, a veces, prioricemos otros elementos del entorno o la conversación al nombre de la otra persona.

Porque, si no se presta auténtica atención a este pequeño elemento, lo más probable es que no terminemos recordándolo. Algo similar a lo que te sucedía en clase cuando te quedabas mirando a la pizarra y no te enterabas de nada.

Los nombres tampoco ayudan

Conversación al atardecer

A todo esto se suma que, a diferencia del resto del lenguaje que usamos, los nombres son completamente arbitrarios. Lo que significa que ese hombre de la parada de autobús con cara de “Alberto” se puede llamar “Luis”, “Francisco Javier” o “Gunter”.

Lo que hace todavía más complicado ir recordando y asociando cada nombre a una cara. Más aún si conoces a mucha gente o, por tu trabajo, te pasas el día entablando conversaciones.

Consejos para que no se te escape ni un nombre

Cruce de peatones

Pero como sabemos que te olvidan los nombres con demasiada frecuencia y no mola nada, desde Curiosify te traemos unos consejitos para evitarlo. Consejos muy simples y a la vez muy eficaces para ser una auténtica máquina recordando nombres.

El primero, y más importante, es repetir el nombre de la otra persona. No, no como si fueras un loro. Únicamente integrando el nombre en alguna frase a lo largo de la conversación conseguirás que, a fuerza de repetirlo, se te quede grabado.

Reglas mnemotécnicas, lápiz y papel

Personas hablando

Aunque también puedes hacer cosas un poco más extremas si eso no termina de ayudarte. Puedes recurrir a pensar alguna regla mnemotécnica buscando algo a lo que te recuerde esa persona. O incluso algún personaje a quien se parezca.

Aunque lo que no falla es el clásico lápiz y papel. Si es un nombre que necesitas recordar sí o sí, apúntalo. Añade además una pequeña anotación junto al nombre y olvídate de llamar constantemente a la gente “tú” o “tío”.

Imágenes: Unsplash

¿Por qué algunas canciones se nos quedan pegadas?

¿Por qué algunas canciones se nos quedan pegadas?

Hay días en los que da igual lo que hagas, o qué música escuches, parece que esa canción no te va a dejar en paz. No importa si estás en el trabajo, de camino a casa o en la ducha, la canción sigue sonando. Y es que hay algunas canciones que se nos quedan pegadas sin razón aparente, o al menos eso pensábamos hasta ahora.

Algunas canciones se nos quedan pegadas

niño comiendo chicle

Porque resulta que un estudio del Diario de la psicología musical ha tratado de arrojar luz sobre la situación. Ya que, según parece, es un fenómeno más común de lo que podrías pensar. Y es que resulta que a más de un 90% (sí, has leído bien) de los usuarios de Internet les pasa.

Y no poco precisamente. Porque según refleja el estudio, ese altísimo porcentaje de usuarios tiene una canción “pegada” al menos cada semana. Para colmo de males, las canciones suelen ser, además, de las más pegadizas.

¿Cuál es el motivo?

¿Por qué algunas canciones se nos quedan pegadas?

El motivo es que nuestro cerebro tira de imaginería involuntaria musical. O, en cristiano, que nuestro cerebro “ve” las notas de la canción que tenemos pegada de forma involuntaria.

Esto sucede por tres razones principales. O las notas de la canción son largas con intervalos pequeños entre si, o las canciones son realmente simples. O, en la mayoría de ocasiones, tienen secciones muy repetitivas o saltos “extraños” en el tempo. Aunque claro, requisito indispensable es que hayamos escuchado mucho la canción en concreto.

¿Es algo bueno o algo malo?

¿Por qué algunas canciones se nos quedan pegadas?

¿Pero es algo bueno o algo malo que nos suceda esto? Pues tiene su parte buena y su parte mala, como casi todo. Porque tiene una serie de beneficios y una serie de efectos negativos.

La parte buena es que mantiene tu cerebro activo. Es decir, se produce “movimiento” en nuestra materia gris, lo que puede facilitar el pensamiento crítico y creativo.

La parte mala de la música

Niño gritando a un micrófono

La parte mala es que puede ser un factor de distracción muy importante. Llegando a dificultar tareas que, a priori, deberían ser simples. Como escribir correos o redactar pequeños textos.

Y, si estamos tratando de estudiar o memorizar información, puede que al final de la sesión no nos sepamos más que la letra de la canción. Aunque no pasa nada, porque como todo en la vida, esto tiene solución.

La solución

¿Por qué algunas canciones se nos quedan pegadas?

Si, hay algunas canciones que se nos quedan pegadas. Pero también hay formas de hacer que se “despeguen”. Lo primero, y más importante, es no pensar en ello. Porque de hacerlo, nos pasará como cuando nos piden que no pensemos en un oso, que pensamos automáticamente en él.

Si tu cerebro quiere poner esa canción en bucle, déjale. Ponte a hacer alguna otra cosa de mientras, pero no pienses en que esa canción ya empieza a agobiarte.

Chicles y más música

Uno de los “remedios” más socorridos es masticar chicle. Ya que al tener que centrarte en el chicle, tu cerebro tendrá menos “espacio libre” para canciones.

Y, si aún con el chicle no consigues que esa canción se vaya, siempre puedes ponerte música muy diferente a la que suene en tu cabeza para “contrarrestar”.

Imágenes: Unsplash

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