Hoy en día la tecnología avanza a pasos agigantados, y, de su mano, avanza la desconfianza de las personas hacia la misma. ¿El último objeto de debate? La tecnología 5G. Y es que no son pocas las voces que defienden que el 5G es dañino para la salud de las personas. Llegando a extremos en los que incluso se culpabiliza a esta tecnología de la propagación del Coronavirus por todo el mundo.
¿Qué es exactamente el 5G?
El 5G, aunque suene a novedad futurista, no es más que la evolución del 3G y el 4G que ya llevamos años utilizando. Con las modificaciones y mejoras suficientes para que la diferencia de velocidad merezca el cambio necesario tanto por consumidores como por empresas operadoras.
Para dejarlo más claro, mientras que el 4G llega a velocidades de 200 Mbps y tiene latencias (retrasos) de hasta 100 milisegundos, el 5G promete llegar a los 10000 Mbps y reducir la latencia hasta 1-2 milisegundos. Lo que significa un mundo para las transmisiones (cada vez de mayor calidad y por ello más pesadas) de datos actuales.
De forma que no, el 5G no es una nueva onda creada con un interés más allá de mejorar el 4G y los tiempos a la hora de transferir datos.
El 5G no es dañino para la salud
O, al menos, no más que las tecnologías ya presentes. Porque todos los estudios llevados a cabo por el momento (y analizados posteriormente por otros organismos de control) no han dejado ninguna evidencia de que el uso de estas redes cause efectos nocivos para los humanos.
De forma que podemos estar tranquilos, ya que, del mismo modo que el WiFi, el 4G o el ya obsoleto 3G, esta tecnología no supone un peligro público. Y es que los niveles a los que estamos expuestos no son suficientes para causar ningún efecto nocivo.
Las voces en contra de esta red
No todo el mundo está de acuerdo con la implantación del 5G como el «nuevo estándar» de la tecnología inalámbrica. Ya que grupos como «Ecologistas en acción» están muy en contra de su uso. Alegando, principalmente, su potencial como cancerígeno.
Sin embargo, según la OMS, tanto el 5G como el resto de redes inalámbricas tienen menos potencial de provocar esa condición que alimentos como la carne procesada o las bebidas alcohólicas, algo que se consume en el día a día.
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