Estás apaciblemente viendo tu serie favorita cuando de repente te entra un ansia sobrehumana de chocolate. Vas por la calle mirando al infinito cuando tu cerebro piensa en patatas fritas. ¿Te suena de algo? Seguramente, y es que los antojos no son solo cosa de embarazadas. Sin embargo, te pueden arruinar la dieta, de modo que sigue estos consejos y olvídate de los antojos.
Porque, aunque parezca imposible, se puede escapar de ese impulso de devorar dos tarrinas de helado de una sentada. Aunque, eso sí, hay que saber como.
Distráete
Si pones toda tu atención en otra cosa, no tardarás en olvidarte de ese hambre repentina. De modo que ponte a jugar en el teléfono, haz un crucigrama o dirígete al gimnasio para evitar tentaciones. Además, si tienes las manos ocupadas, la distracción será aún más efectiva.
Eso sí, evita que la distracción sea alguna actividad como ver la televisión o mirar vídeos en Youtube, ya que conseguirás el efecto contrario al buscado.
Bebe agua
Y no, no es porque el agua «engañe» a tu cuerpo haciéndole creer que estás lleno, eso no funciona. Sin embargo, en muchas de las ocasiones en las que tenemos hambre lo que realmente tenemos es sed. De modo que beber agua no solo nos hidratará, sino que «calibrará» nuestro apetito. Así que mantente hidratado y olvídate de los antojos.
Aunque ojo, porque no siempre que tenemos hambre es cuestión de sed, así que no vayas a pasarte el día evitando comer con una botella de agua en la mano.
Bebe café y olvídate de los antojos
Además de saciarnos un poco, el café nos quita el hambre. Bien por el efecto de la cafeína en nuestro cuerpo, bien por su fuerte sabor, la realidad es que después de un café seguramente no te apetezca tanto atiborrarte a esas chucherías que tanto querías antes.
Eso sí, ojito con estar todo el día pegado a la cafetera, ya que puedes terminar deshidratado. Por lo que es importante beber agua en cantidades suficientes.
Come más proteína
Lo que no significa que te pases el día comiendo carne. Ya sea de origen vegetal o animal, la proteína tiene un efecto saciante mayor que los hidratos de carbono o las grasas. Así que, añadiendo una cantidad mayor de proteínas en cada comida permaneceremos más tiempo saciados.
Como ventaja adicional, si estamos perdiendo peso, este extra de proteínas nos ayudará a no perder masa muscular en el proceso.
Haz ejercicio ligero
Del mismo modo que una sesión intensa de natación o un partido de fútbol nos abren el apetito, un paseo o una vuelta en bici nos lo reducen. Por un lado distraemos a nuestra mente de la comida, por otro, preparamos a nuestro cuerpo para una situación de ejercicio.
Una situación en la que introducir comida en nuestro organismo no nos aportaría ningún beneficio (incluso algún perjuicio como la posible aparición de flato) de modo que se reduce nuestro apetito.
Come
Puede parecer contraproducente, pero si nos saltamos alguna comida o comemos menos de lo que debemos, tendremos más hambre. No solo por la costumbre de nuestro cuerpo, sino también porque al limitar la ingesta de alimentos nuestro cuerpo entra en estado de «alerta».
De forma que, comiendo la cantidad que deberíamos, evitaremos estos arranques espontáneos de hambre.
Duerme lo suficiente
Del mismo modo que sucede con el hambre emocional, el sueño puede hacer que tengamos un montón de antojos. Además de tener una mayor propensión al estrés, los cambios en tu estado emocional y de humor.
Además, el tiempo que pasemos dormidos será tiempo libre de antojos, así que ya sabes, ve a por esas ocho horas de sueño y olvídate de los antojos.
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