Es casi imposible estar de acuerdo con todo el mundo, y es que, cada persona tiene su propio punto de vista por muy incorrecto que te parezca. Por ello, a menudo ocurre que tendemos a «seguir» a aquella gente que tiene nuestro mismo punto de vista, evadiendo así a aquellos que no.
Discutir no es algo negativo
A pesar de esto, debemos darnos cuenta de que entablar conversaciones con puntos de vista contrarios puede ser enriquecedor, y no lo opuesto, como solemos pensar. Es más, escuchar razonamientos distintos a los nuestros puede abrirnos la mente, e incluso nuevos horizontes.
Obtener información de fuentes externas es vital para nuestro crecimiento personal. Sin embargo, también es importante que se nos escuche a nosotros. Por ello, te dejamos 4 pasos a seguir para que la otra persona te escuche por muy testarudo que sea.
1. Empieza escuchando tú
Para discutir y llegar a algún lado, es muy importante que antes de bombardear a la otra persona con tus argumentos, te pares a escuchar lo que tiene que decir. Esto no es solo para entender la información que ellos puedan ofrecer, sino más bien para descubrir sus puntos fuertes, y también sus debilidades.
De está manera, podrás construir tus argumentos a partir de los suyos. Apoyándote en lo que ofrece tu adversario, harás que tu razonamiento sea más sólido. Debes aprender a «moldear» tus argumentos entendiendo por qué tu oponente está en desacuerdo contigo. Si careces de empatía, tampoco vas a conseguir que tu punto de viste le resulte atractivo a alguien.
2. Intenta enlazar la razón con la emoción
Una vez hayas analizado los argumentos, y entiendas por completo la situación, llega el momento de pasar al ataque. Te toca a ti. Debes tratar de conquistar a la otra persona por dos caminos: la razón y la emoción.
Esto es lo que hacen bien aquellas personas a las que siempre terminas dando la razón. Usan la lógica para que en tu cabeza su punto de vista llegue a tener sentido, y lo combinan con elementos que van más dirigidos a tus emociones. Si utilizas esta técnica no te podrán decir que no.
3. Las tensiones no son buenas
Si al discutir ves que la cosa se está poniendo tensa, intentad aplazarlo para otro momento. Lo que queremos conseguir es mantener una discusión y no una pelea. Aléjate de los gritos y los reproches; lo que queremos es intercambiar puntos de vista de manera civilizada. Que sea una experiencia enriquecedora, no dañina.
Si estás leyendo este artículo por los desencuentros que puedas tener con tu media naranja, es mejor decidir cuándo se quiere tratar el tema. Pero no lo dejéis pasar, o de lo contrario os encontrareis atascados en la misma discusión eternamente.
4. Explícate de manera que lo entiendan
Lo que quieres conseguir es que la otra persona acceda a compartir tu punto de vista, por lo que es importante que prestes atención a tu forma de explicarte.
Algunas técnicas para conseguirlo son: poner sobre la mesa tanto las causas como las consecuencias de algo; regirse al famoso «introducción, nudo y desenlace» (piensa que para convencer a alguien, debes convertir lo que quieres explicar en una historia); mantener la emoción si estás contando algo extenso; y por último, hacer uso de recursos literarios, como las metáforas. Aquí puedes encontrar otras técnicas que te pueden servir.
Esto es todo lo que necesitas saber para convencer a tu adversario de que tienes razón a pesar de no terminar de tenerla. Además, la discusión será civilizada y estará lejos del mal rollo. Ya sabes, ¡a ponerlo en práctica!
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