La seguridad en Internet es cada día más importante, no solo por tener ahí muchos correos y cosas personales si no también datos más delicados como nuestra cuenta corriente del banco. Por eso mismo las contraseñas se han convertido en la obsesión de muchos. Pero tener una contraseña tan segura como las del FBI no es nada sencillo. Por eso mismo, desde la agencia han dado unos consejos a la hora de proteger nuestras cuentas.
Utiliza contraseñas de, al menos, 15 caracteres
Sí, puede sonar demasiado, pero es por tu propia seguridad. ¿Por qué? Porque cuanto más larga una contraseña más difícil es de traspasar. Además, es imprescindible utilizar combinaciones entre mayúsculas, minúsculas, números y caracteres especiales como el símbolo del dólar o el punto.
Aunque no solo eso, ya que lo ideal es que utilicemos palabras sin relación entre sí y, por supuesto, que no incluyan nuestro nombre o apellidos. Si también intercalamos números o símbolos en mitad de las palabras, mucho mejor.
Aléjate de las contraseñas típicas
Sí, esa en la que estás pensando ahora mismo. Y es que, cuanto más predecible y típica es la contraseña, más vulnerable es. Por eso mismo conviene no usar como contraseña la primera que se nos ocurra. Ya que así evitaremos caer en clichés y que nos roben la cuenta.
Como es posible que ya tengas alguna cuenta con una contraseña de estas, te recomendamos que la cambies por una un poco más segura. Aunque si quieres asegurarte de si tu información h sido comprometida o no, lo mejor es que lo compruebes mirando los inicios de sesión. Si ves alguno sospechoso, tu información se ha visto comprometida.
Cambia la contraseña únicamente si tienes problemas
Seguro que siempre has oído eso de que hay que cambiar la contraseña cada poco tiempo. Pero lo cierto (o al menos lo que recomienda el FBI) es que es mejor que no lo hagas muy a menudo. No solo porque así es más fácil que se te olvide a ti mismo, si no porque es posible que ya tuvieras una contraseña tan segura como las del FBI.
Y, como los cambios no siempre son para bien, puede que, queriendo mejorar la seguridad de tus cuentas, termines empeorándola. Por eso mismo, y siempre que no hayas visto tus datos comprometidos, es mejor no cambiar la contraseña.
Utiliza un sistema de gestión de contraseñas
Si eres de los que tienen una memoria terrible y andan apuntando sus contraseñas en correos, blocs de notas o documentos de texto, esto es para ti. Y es que, pese a que parezcan seguros, estos soportes no lo son. Y es muy fácil que alguien malintencionado acceda a ellos y se haga con tus contraseñas.
Para eso mismo existen estos gestores de contraseñas, herramientas seguras en las que puedes almacenar tus datos sin miedo a que nadie te los robe. Y, aunque desde el FBI no son muy fans de este tipo de soluciones, (por la sensibilidad de la información que manejan) sí que las recomiendan para el ciudadano de a pie.
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