Te presentan a alguien, estáis un rato hablando y, en cuanto lo pierdes de vista no eres capaz de recordar como se llamaba. Un clásico a la hora de las interacciones sociales. Y también un problema cuando vuelves a encontrarte con esa misma gente. Pero, ¿por qué se te olvidan los nombres de la gente?
¿Por qué se te olvidan los nombres de la gente?
Porque si es alguien a quien no vamos a volver a ver en la vida, da un poco igual. Pero pocas cosas hay peores que tener que usar todos los pronombres habidos y por haber para evitar preguntarle de nuevo su nombre a la otra persona.
Sin embargo, la ciencia viene una vez más al rescate para explicarnos a qué se debe este suceso. Y, más importante, como conseguir que no nos vuelva a pasar.
Una explicación científica
La respuesta científica le echa la culpa a tu propio cerebro. Y es que el esfuerzo y el espacio neuronal de nuestro cerebro no es infinito. Lo que nos lleva que, a veces, prioricemos otros elementos del entorno o la conversación al nombre de la otra persona.
Porque, si no se presta auténtica atención a este pequeño elemento, lo más probable es que no terminemos recordándolo. Algo similar a lo que te sucedía en clase cuando te quedabas mirando a la pizarra y no te enterabas de nada.
Los nombres tampoco ayudan
A todo esto se suma que, a diferencia del resto del lenguaje que usamos, los nombres son completamente arbitrarios. Lo que significa que ese hombre de la parada de autobús con cara de «Alberto» se puede llamar «Luis», «Francisco Javier» o «Gunter».
Lo que hace todavía más complicado ir recordando y asociando cada nombre a una cara. Más aún si conoces a mucha gente o, por tu trabajo, te pasas el día entablando conversaciones.
Consejos para que no se te escape ni un nombre
Pero como sabemos que te olvidan los nombres con demasiada frecuencia y no mola nada, desde Curiosify te traemos unos consejitos para evitarlo. Consejos muy simples y a la vez muy eficaces para ser una auténtica máquina recordando nombres.
El primero, y más importante, es repetir el nombre de la otra persona. No, no como si fueras un loro. Únicamente integrando el nombre en alguna frase a lo largo de la conversación conseguirás que, a fuerza de repetirlo, se te quede grabado.
Reglas mnemotécnicas, lápiz y papel
Aunque también puedes hacer cosas un poco más extremas si eso no termina de ayudarte. Puedes recurrir a pensar alguna regla mnemotécnica buscando algo a lo que te recuerde esa persona. O incluso algún personaje a quien se parezca.
Aunque lo que no falla es el clásico lápiz y papel. Si es un nombre que necesitas recordar sí o sí, apúntalo. Añade además una pequeña anotación junto al nombre y olvídate de llamar constantemente a la gente «tú» o «tío».
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