Septiembre se acerca, y con la llegada del otoño llegan también los cambios de hábitos. «Este año bajo de peso» es uno de los más oídos. Y, como en toda dieta, la gente se sube al carro de comer fruta, algo tremendamente beneficioso para tu salud. Aunque hay un pero, y ese «pero» son los zumos. ¿Confundido? No te preocupes, te explicamos por qué deberías dejar de beberte la fruta.
Un zumo no es lo mismo que una fruta
Pero, al final, la fruta es fruta, ¿no? Debería dar igual comerte una naranja que beberte un par de vasos de zumo, ¿verdad? Pues, aunque parezca mentira, la realidad es que no, no es lo mismo comerse una pieza de fruta que beberse un zumo de esa misma fruta.
Más aún si nos referimos a los zumos envasados, donde la diferencia es abismal. Porque, lamentablemente, ese tipo de zumos están cargados de azúcar si los comparamos con los recién exprimidos o las piezas de fruta fresca. Algo que desde la propia OMS han clasificado como azúcares libres.
Por qué deberías dejar de beberte la fruta
Además, al comernos las piezas de fruta, tardamos más en hacerlo que si nos las bebemos en forma de zumo. Lo que, por sí solo ya nos sacia más. Aunque no es el único beneficio, ya que también extraemos más fibra de cada fruta.
Lo que se traduce en una menor liberación de insulina, dificultando así la absorción de azúcar por parte de nuestras células. Es decir, haciendo que nuestro cuerpo no tenga esos momentos de «hambre repentino e insaciable» que se dan con los picos de insulina.
Una pieza de fruta VS varias piezas en un zumo
Otro motivo de peso por el que deberías dejar de beberte la fruta es el volumen de los alimentos. Ya que, mientras con una naranja vamos sobrados, es fácil que en un zumo entren tres o cuatro. Con el correspondiente aumento de calorías y azúcares que eso significa (no digamos ya si le añadimos azúcar extra al zumo).
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