Hay días en los que da igual lo que hagas, o qué música escuches, parece que esa canción no te va a dejar en paz. No importa si estás en el trabajo, de camino a casa o en la ducha, la canción sigue sonando. Y es que hay algunas canciones que se nos quedan pegadas sin razón aparente, o al menos eso pensábamos hasta ahora.
Algunas canciones se nos quedan pegadas
Porque resulta que un estudio del Diario de la psicología musical ha tratado de arrojar luz sobre la situación. Ya que, según parece, es un fenómeno más común de lo que podrías pensar. Y es que resulta que a más de un 90% (sí, has leído bien) de los usuarios de Internet les pasa.
Y no poco precisamente. Porque según refleja el estudio, ese altísimo porcentaje de usuarios tiene una canción «pegada» al menos cada semana. Para colmo de males, las canciones suelen ser, además, de las más pegadizas.
¿Cuál es el motivo?
El motivo es que nuestro cerebro tira de imaginería involuntaria musical. O, en cristiano, que nuestro cerebro «ve» las notas de la canción que tenemos pegada de forma involuntaria.
Esto sucede por tres razones principales. O las notas de la canción son largas con intervalos pequeños entre si, o las canciones son realmente simples. O, en la mayoría de ocasiones, tienen secciones muy repetitivas o saltos «extraños» en el tempo. Aunque claro, requisito indispensable es que hayamos escuchado mucho la canción en concreto.
¿Es algo bueno o algo malo?
¿Pero es algo bueno o algo malo que nos suceda esto? Pues tiene su parte buena y su parte mala, como casi todo. Porque tiene una serie de beneficios y una serie de efectos negativos.
La parte buena es que mantiene tu cerebro activo. Es decir, se produce «movimiento» en nuestra materia gris, lo que puede facilitar el pensamiento crítico y creativo.
La parte mala de la música
La parte mala es que puede ser un factor de distracción muy importante. Llegando a dificultar tareas que, a priori, deberían ser simples. Como escribir correos o redactar pequeños textos.
Y, si estamos tratando de estudiar o memorizar información, puede que al final de la sesión no nos sepamos más que la letra de la canción. Aunque no pasa nada, porque como todo en la vida, esto tiene solución.
La solución
Si, hay algunas canciones que se nos quedan pegadas. Pero también hay formas de hacer que se «despeguen». Lo primero, y más importante, es no pensar en ello. Porque de hacerlo, nos pasará como cuando nos piden que no pensemos en un oso, que pensamos automáticamente en él.
Si tu cerebro quiere poner esa canción en bucle, déjale. Ponte a hacer alguna otra cosa de mientras, pero no pienses en que esa canción ya empieza a agobiarte.
Chicles y más música
Uno de los «remedios» más socorridos es masticar chicle. Ya que al tener que centrarte en el chicle, tu cerebro tendrá menos «espacio libre» para canciones.
Y, si aún con el chicle no consigues que esa canción se vaya, siempre puedes ponerte música muy diferente a la que suene en tu cabeza para «contrarrestar».
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