El COVID-19 ha cambiado el mundo (al menos de forma temporal). Y ciertos aspectos de nuestra vida tardarán en volver a ser como antes. Sin embargo, en Japón no están dispuestos a renunciar a una de sus mayores aficiones, los parques de atracciones. Más concretamente, las montañas rusas. Por eso mismo quieren implementar una «montaña rusa silenciosa».
La primera montaña rusa silenciosa del mundo
No, no nos referimos a un mecanismo que no haga ruido al funcionar, si no a una atracción en la que la gente no podrá gritar. Es decir, el viaje será similar al de otras atracciones del mismo estilo, pero se acabó eso de gritar como locos al bajar las «cuestas» a velocidades de vértigo.
¿El motivo? Evitar que posibles asintomáticos infecten a más personas sin darse cuenta cuando se monten en la atracción. Por lo que, suponemos, también será obligatorio el uso de guantes a la hora de montarte en la atracción.
Comienzan a abrir los parques de atracciones
Hace tan solo unas semanas era impensable eso de poder volver a visitar zonas tan abiertas como parques temáticos y de atracciones. Sin embargo, el mundo sigue girando y nos acercamos cada vez más a la normalidad. Lo que supone volver a actividades de ocio no esenciales como los bares, el deporte en sitios cerrados.
Por supuesto, no de la misma forma, si no que, como en otros aspectos, estos sectores también se han adaptado. La creación de una montaña rusa silenciosa es uno de los primeros pasos, pero no será el único. El uso de mascarillas como algo normalizado o asientos adaptados para mantener una distancia mínima serán algunas de las cosas que también veremos.
Una «nueva» normalidad
A medida que todo lo referente al COVID-19 va pasando, los países miran al futuro y lo que este depara. Un futuro en el que, a menos que se encuentre una vacuna, se espera mucho menos contacto humano, muchos más pagos digitales y, sobre todo, menos aglomeraciones.
De forma que, a lo mejor, al menos hasta dentro de un tiempo no volvemos a ver imágenes como campos de fútbol o discotecas a reventar un sábado cualquiera. Y las celebraciones se convierten en algo que vemos desde la comodidad de nuestro hogar en lugar de en plazas abarrotadas.
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