Está en el barrio de La Latina, en Madrid
Que la oferta gastronómica y de restauración en Madrid es amplísima es algo que, a estas alturas, sorprenderá a pocos lectores. Que el restaurante más antiguo del mundo se encuentra en la capital, es algo que quizás sí lo haga.
Certificado por el Libro Guinness de los Récords en 1987, el restaurante Sobrino de Botin Horno de Asar (conocido popularmente a día de hoy como Botin) ostenta este histórico récord al haber abierto sus puertas en en el año 1725.
La historia con ilustres comensales
Está situado en la calle Cuchilleros 17, en pleno corazón del barrio La Latina y a escaso metros de la monumental Plaza Mayor. Fundado por el cocinero francés Jean Botín, fue lugar de reunión de ilustres comensales como Benito Pérez Galdós, Ramón Gómez de la Serna, Truman Capote o Ernest Hemingway. Incluso un adolescente Goya trabajó de friegaplatos allá por 1765.
Casado con una asturiana, tras la muerte sin descendencia de Botín, fueron sus sobrinos quienes regentaron el lugar, dando así el actual nombre, que se mantuvo tras el traspaso ya en 1930 a la familia González Martín, a quienes aún pertenece.
Es curioso que hasta bien entrado el siglo XVlll no se permitiera vender en los mesones ni carne ni vino ni otras viandas, pues se consideraba una intromisión que perjudicaba a otros gremios. De esta manera, sólo se podía servir lo que el huésped traía para ser cocinado. De aquí nace la leyenda de que «en las posadas españolas sólo se encontraba lo que traía el viajero».
Botín, en la literatura
Como certificación de su antigüedad, el Libro Guiness de los Récords tuvo en cuenta las muchas menciones a el Botín que aparecen en la literatura de la época.
En la obra “Fortunata y Jacinta “ (1886) de Benito Pérez Galdós , la sociedad y el perfil urbano de Madrid sirven de escenario para la historia de dos jóvenes mujeres, muy diferentes entre sí, enamoradas de un mismo hombre; en una de sus páginas leemos: «Anoche cenó en la pastelería del Sobrino de Botín, en la calle de Cuchilleros…»
Diez años más tarde vuelve a hacer referencia a Botín en “Misericordia”; en uno de sus capítulos, el personaje de doña Francisca Juárez pide que le suban la comida de Botín: “Ea, Celedonia, ponte tu falda nueva, que vas a casa de Botín. Te apuntaré en un papelito lo que quiero, para que no te equivoques”.