Todos hemos mentido alguna vez en nuestras vidas, ya fuera una pequeña mentirijilla piadosa o alguna más importante para librarnos de una bronca. Incluso a veces mentimos para hacer que otra persona se sienta mejor; se podría hasta considerar que mentir así no es algo malo. ¿Estará la sinceridad sobrevalorada?
Esta es una pregunta muy fácil para un mitómano. Al lado opuesto de la mentira piadosa, podemos encontrar a los mentirosos compulsivos. Quizá te hayas preguntado alguna vez en tu vida si alguien que conoces lo es. Aquí te explicamos todo lo que debes saber sobre los mitómanos, y cómo descifrar si alguien lo es.
¿Qué es un mitómano?
Esta clase de persona dejó de lado hace mucho tiempo lo de mentir para hacer sentir bien a alguien, y simplemente lo hacen como hobby. Han transformado mentir ocasionalmente en un hábito. Incluso llegan al extremo de mentir sobre estar mintiendo.
Para descubrir si alguien está hecho todo un mitómano, tendrás que fijarte en los detalles: los gestos, qué dicen y cómo lo dicen, y por qué.
1. Les encanta alardear «humildemente»
La primera señal es una de las más claras. Se trata de alardear. Los mitómanos son gente que constantemente sienten la necesidad de demostrar lo que valen y lo que saben. Sin embargo, siempre intentan parecen humildes, por lo que crean una especie de «falsa modestia».
Un ejemplo para entenderlo mejor: es una de esas personas que te diría que se siente mal porque le han invitado a un evento exclusivo solo porque conoce a todos los invitados.
2. No sienten culpa
Cuando alguien te cuenta una mentira, muchas veces nos es fácil detectarlo, ya que, normalmente esa persona muestra cierta incomodidad. Esta incomodidad nace a partir del sentimiento de culpa que les genera mentir. Por lo que un mentiroso compulsivo, al no sentir ningún tipo de culpa, tampoco va a mostrar señales de incomodidad.
Esto ocurre porque no son capaces de mostrar empatía por otra persona. Es más, ellos mismos creen que sus mentiras no son dañinas, y aunque sí que lo fueran, les daría igual.
3. Ante todo, «yo»
Los mentirosos patológicos son personas egoístas, por lo que siempre se anteponen a ellos mismos por delante de todo. Volviendo al concepto de «falsa modestia», a pesar de ser egoístas intentan que no se note mucho: obtienen lo que quieren mediante la «humildad».
4. Siempre a la defensiva
Si alguna vez te has topado con un mentiroso compulsivo, seguramente recuerdes su reacción al destapar una de sus mentiras: estaría furioso, más que asustado o culpable. Una táctica común entre los mitómanos es proyectar su mentira en la otra persona, desviando la atención mediante preguntas o acusándole de no confiar en él/ella. Proyecta su culpabilidad.
5. Crean una realidad de sus mentiras
Los mentirosos patológicos normalmente terminan creyéndose sus propias mentiras, por muy descabelladas que sean. Realmente desean que las mentiras fueran reales. Piensan tan detenidamente en todos los detalles, que para ellos ya parece natural. Esto les ayuda a mentir: ¿realmente sientes que cuentas una mentira si crees que es verdad?
6. Mentir es su zona de confort
Normalmente destapamos a un mentiroso por las señales de incomodidad que muestra inconscientemente, como por ejemplo, que eviten el contacto visual o que comiencen a sudar repentinamente. Para un mitómano, mentir es su zona de confort: es lo que hacen mejor. Incluso les parece más difícil decir la verdad que mentir.
7. Consiguen que te cuestiones
Los mentirosos compulsivos suelen tener mucha confianza en sí mismos. Esto se debe a la fusión que se crea a partir de diversos comportamientos. Gracias a ello tienen el valor de «girar la tortilla» y echarte la culpa a ti, haciendo que cuestiones lo que crees, y termines cuestionándote a ti mismo/a.
Los mitómanos son personas muy tóxicas, por lo que te conviene alejarte de ellos/as cuanto antes. Ahora ya sabes cómo detectar si tienes uno delante y evitar que te cuelen sus mentiras.
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