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5 cosas de México que dejan locos a los extranjeros

5 cosas de México que vuelven locos a los extranjeros

México es un país muy conocido mundialmente, pero aún así hay algunos detalles y costumbres que la gente no se espera cuando se va de vacaciones allí. Para prevenir a algunos turistas (y hacer reír a unos cuantos mexicanos) os contamos 5 cosas de México que seguro que no te esperas de antemano.

1.- Los puestos de comida

Puesto de comida en la calle

México es un país con una gastronomía muy variada. No solo la ya famosa «comida mexicana» (que además suelen ser únicamente tacos y burritos) si no muchísimo más. Y como buena prueba de ello están los infinitos puestos y carritos de comida que siembran el país. Algo que, para muchos turistas es una atracción en sí misma.

Y es que la posibilidad de comer sin necesidad de buscar un restaurante o incluso sentarse no es algo que se vea muy a menudo. Por supuesto es más que probable que encuentres las cosas más típicas, pero también hay bastante variedad.

2.- Pasión por el limón

5 cosas de México que vuelven locos a los extranjeros

Si hay algo que distingue a los mexicanos de otros latinoamericanos es el uso del limón. Porque, aunque parezca mentira, los habitantes de México (y los fans de su gastronomía) le ponen limón a prácticamente todo.

Hay quién se conforma con unas gotitas, hay quién prefiere un buen chorro, pero todo lleva algo de zumo de limón para darle «ese toque» especial.

3.- ¿Salsa en las palomitas?

Palomitas con salsa mexicana

Una de las cosas de México que más sorprenden a los extranjeros (y con razón) es que en México le ponen salsa a las palomitas. No, no es caramelo, es salsa. ¿Por qué? ¿Y por qué no? Está rico y encanta, y con eso basta. Aunque en el resto del mundo se lleven las manos a la cabeza al verlo.

Y sí, la salsa de las palomitas lleva algo de limón (para darle «el toque).

4.- Los «cerillos» en los supermercados

cerillos en un supermercado

En México, y en otros países americanos, hay personas en el supermercado que te ayudan a guardar y colocar tu compra para que sea más fácil llevártela a casa. Y como es una de esas cosas de México que la mayoría de extranjeros no conocen, en muchas ocasiones se quedan sin propina por parte de los turistas.

Aunque, siendo honestos, ver la cara de desconcierto de los turistas cuando un cerillo le empieza a guardar la compra y él no entiende nada no tiene precio.

5.- La falta de puntualidad

5 cosas de México que vuelven locos a los extranjeros

Esto no es exclusivo de México, si no de muchos países hispanos. Pero si quedas con algún amigo mexicano es más que probable que «llegue en un ratín» o, si tienes suerte, que te pida «que le des quince». Lo que eso en realidad significa es que acaban de salir de casa hacia el sitio donde hayáis quedado.

No es algo que pase absolutamente siempre, pero es conveniente que, si vas a vivir o visitar el país, vayas avisado para no pasar más tiempo esperando que haciendo cosas.

Imágenes: Unsplash-

Los jóvenes viajan de forma diferente a sus padres

Los jóvenes viajan de forma diferente a sus padres

Las vacaciones en el pueblo con toda la familia en el coche (incluida la suegra) son algo del pasado. Ahora, los jóvenes viajan de forma diferente, a destinos diferentes y con otro tipo de objetivos más allá simplemente de «no trabajar». Porque, según parece, la generación actual casi «huye» de esas vacaciones tradicionales.

Se terminó irse al pueblo con toda la familia

Los jóvenes viajan de forma diferente a sus padres

Esas vacaciones que consistían en reunir a la familia y pasar dos o tres semanas seguidas o bien en la playa o bien en el pueblo. Sin más objetivo que simplemente desconectar del resto del año. Un turismo que, según pasan los años, va decayendo.

Ahora, lo que los jóvenes demandan es justo lo contrario. Periodos más cortos en lugares más lejanos con un montón de cosas que hacer. Algo que, para sus padres, sería toda una tortura. Porque, al final, lo que menos se acaba haciendo es descansar.

Destinos más lejanos, presupuestos más amplios

Vistas al monte Fuji

Un viaje a Japón, uno a Estados Unidos y uno a Tailanda, de menos de una semana cada uno. Eso es lo que haría alguien joven si tuviese tres semanas de vacaciones. Unos viajes repletos de caminatas buscando lugares que visitar y de los que sacar fotos.

Además, las personas que viajan de esta forma, tienden a gastarse más dinero que los que lo hacen de una forma más tradicional. Por un lado, porque se exponen a cosas más diferentes que probar y, por otro, por el efecto «ya que hemos venido hasta aquí».

¿La causa? Las facilidades

Los jóvenes viajan de forma diferente a sus padres

Porque, ya que te has cruzado el mundo, qué menos que ser un poco más suelto con el presupuesto a la hora de comer, entrar a sitios o comprar recuerdos, ¿no?

Algo también propiciado por la facilidad que existe actualmente a la hora de comunicarse y orientarse en el extranjero. Gracias a Internet y las infinitas apps que nos ayudan en los viajes. Aunque, por supuesto, los viajes low cost, también han ayudado.

Los jóvenes viajan de forma diferente a sus padres

Persona en una tumbona en la playa

Lo que supone que los jóvenes viajan de forma diferente a sus padres, dándole más importancia a estas experiencias que a otros aspectos de la vida como el trabajo o la familia, algo en lo que se centraba más la generación de sus padres.

Imágenes: Pixabay

Costumbres españolas que dejan loco a cualquier extranjero

Más allá de nuestras fronteras, somos conocidos por el flamenco, el jamón, la paella, nuestros grandes equipos de fútbol, el sol y la playa. Estas son las primeras palabras con las que un extranjero relaciona España. Hasta aquí, nada nuevo.

Si además esa persona ha visitado alguna vez nuestro país, hay muchas probabilidades de que nos asocie a bares de tapas, a la comunicación en voz muy alta (o a gritos , según algunos) , la siesta y nuestros horarios tardíos para la cena. Tampoco algo que nos pille de nuevas.

Sin embargo, hay ciertos hábitos de nuestro día a día que ya hemos dado por naturales y que llaman muchísimo la atención a los forasteros. Sorpréndete con ellos.

pan

Comprar el pan cada día

Fue la primera tarea que te encomendaron tus padres cuando tenías menos de 10 años (y el cambio era para ti). Lo has vivido desde tan pequeño que no te has planteado que, en multitud de países, lo de comprar una barra de pan cada día está fuera de su rutina. Como mucho, un pan de molde de 1 kilo a la semana para toda la familia.

Ventilar la casa

La sana costumbre de abrir las ventanas por las mañana, ya sea verano o invierno, para que entre aire fresco en la habitación donde has dormido, no es una costumbre mundial. ¿Crees que un país que acondiciona el baño con moqueta se preocupa por los ácaros y el polvo? No, esto es algo «muy nuestro».

Llamar «guapa» o «cariño» a un/a desconocido/a

Es posible que tú no lo hagas, pero seguro que a ti no te sorprende que esto pase. Que en la frutería te digan «qué te pongo, guapa?» o que alguien se dirija a ti con un apelativo cariñoso, sin conocerte de nada, te gustará más o menos, pero no te coge por sorpresa. A los extranjeros, sí. Y mucho.

ordenador

El espacio personal

Muy relacionado con el caso anterior. En España nos tomamos unas confianzas que desorientan a nuestros invitados. No es nada extraño que un desconocido te coja el brazo mientras te habla o te de una palmada en la espalda. Somos un pueblo muy cercano… a veces, demasiado.

El bidé

Es cierto que está en desuso pero, no hay hotel de lujo en España, que no tenga su bidé. Según la RAE , es una «pila baja destinada al aseo de las partes íntimas«. Al menos en las zonas de costa, sabemos que los extranjeros lo usan para limpiarse la arena de la playa de los pies. En el resto del mapa nacional, desconocen qué hace eso ahí.

El suelo de los bares

Cualquier persona con cierta experiencia en bares sabe que, el que tiene más papeles, bigotes de gamba y palillos en el suelo, es el que mejor tapas sirve. Aléjate del que esté impoluto y limpio porque eso es que no está «vivido». Vamos, que a más sucio, mejor clientela. Intenta meterle eso en la cabeza a un japonés.

Los niños en el bar

Lo creas o no, no todo el mundo ve con buenos ojos que los carritos de bebés entren en el bar y que los niños correteen cerca del alcohol. En muchos países el acceso a los bares está estrictamente regulado para mayores de edad y la presencia de menores, aunque sea acompañados por sus padres, es inconcebible.

persianas

Las persianas

Esas grandes desconocidas más allá de Los Pirineos. Si vives en un país donde, a tu hora de despertarte aún no ha salido el sol y a la hora de irte a dormir ya se ha puesto, ¿para qué las quieres? Si a esto le sumas que no has descubierto el placer de dormir una siesta durante las horas del día, ni te lo planteas.

Dar dos besos a desconocidos

Bueno, es que si nos acaban de presentar, ya somos conocidos, ¿no? Al menos en esto no estamos solos, nuestros vecinos franceses dan tres y los italianos también usan un par (desde el lado contrario, eso sí). En cualquier caso, ándate con ojo porque en algunas culturas no solo es chocante sino hasta ofensivo.

La sobremesa

Tan desconocida es la costumbre de reposar la comida echando un rato de charla sentados en la mesa que la palabra «sobremesa» ni siquiera tiene equivalente en inglés. A ver, ¿qué puedes esperar de nuestros compañeros europeos que comen un sandwich a toda prisa a mediodía a modo de comida?

El bañador es para el agua

Esta frase a ti te parece una obviedad y hasta una reiteración. No todo el mundo lo ve igual. Son muchos los que piensan que, con un bañador de bermudas, puedes coger un vuelo, ir al supermercado, dar un paseo o incluso entrar en una discoteca.

Vestir de acuerdo a la estación

En invierno hace frío y en verano hace calor. Y en las estaciones de transición, primavera y otoño, ante la duda te vistes de acuerdo a lo que marca el calendario (que no el termómetro). Un día especialmente caluroso de primavera sales con pantalón largo , porque aún no es verano. Y un día de lluvia en agosto, tú sales con sandalias, porque es verano. Está escrito en piedra.

propina

La propina es voluntaria

También aquí sentencia la RAE: «Agasajo que sobre el precio convenido y como muestra de satisfacción se da por algún servicio.» Si el servicio te ha satisfecho, propina; si no, «hasta luego». La propina es una gratificación y no una obligación.

Invitar a cerveza al técnico

Te vas a acordar de toda su familia cuando te de la factura y te cobre la mano de obra, pero si el técnico de la lavadora, el fontanero o un albañil viene a casa a hacerte un arreglo, tú le ofreces una cerveza, porque es de buena educación. Y da igual si son las 11 de la mañana y está manejando herramientas. Eso es así.

fiestas

Las fiestas populares

Tenemos más fiestas que días tiene el año. Esto no es un hipérbole, es cierto como la vida misma. Si echas un ojo a la página de Turismo de España, descubrirás listadas casi 300. Cuenta la leyenda que dejaron de contarlas porque solo con «las fiestas de mi pueblo» que hay en el mes de agosto, se sumaban más de dos mil.

Señoras fregando el portal de su casa

No en vano la fregona es un invento español. Aquí somos muy apañaos en cuanto a la limpieza (salvo en lo expuesto anteriormente sobre el suelo de los bares…) y cuando se trata de limpiar tu casa, lo haces hasta la calle. El trozo de acera que rodea tu portal es tan tuyo como el propio portal.


Fotos: Pixaby / Unsplash

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