Las cenas de Navidad son un clásico en prácticamente todos los países del mundo. Sin embargo, tras tantos años siempre cabe la posibilidad de que estés un poco cansado de los mismos entrantes, aperitivos y snacks. Y por eso mismo te traemos algunas ideas para que este año innoves un poco y le des una sorpresa a tu familia.
Un toque picante
El picante (bien empleado) mola mucho, de eso no hay duda. Pero claro, hay que saber cómo integrarlo y con qué otras cosas va bien. Si buscas algo muy picante puedes optar por «tunear» platos clásicos añadiéndoles alguna que otra salsa como el tabasco o de chili.
Si por el contrario prefieres un sabor más suave, siempre puedes emplear ingredientes como los pimientos del piquillo de Lodosa. ¿No sabes como prepararlos? Su Máster de Tapas te deja algunas ideas que van desde lo más asequible a lo más extravagante (y que dejará a tus invitados con la boca abierta).
Dale una vuelta a los clásicos
Poner unos embutidos, un poco de queso y tus entrantes favoritos está muy bien, de eso no hay duda. Pero si quieres que tus cenas de Navidad destaquen, dale un giro. Acompaña el queso con un poco de miel, pon pan de ajo con los patés en vez de pan normal, lo que se te ocurra.
También puedes innovar en lo que a bebidas se refiere. Más allá de refrescos, agua y vino, puedes ir un paso más allá y preparar una «degustación» que acompañe a los platos. ¿Qué tienes una carne en salsa que va genial con el tinto? Reserva una botella para cuando la saques. ¿Qué esa lubina con un vasito de blanco es de otro planeta? Saca la botella justo después del pescado. Las posibilidades son infinitas.
Deja el alcohol para el final
Sí, vale, sabemos que lo que uno busca en época de fiestas es precisamente eso, estar de fiesta. Y sin una copa en la mano, la verdad que no es lo mismo. Pero claro, si a cambio te vas a pasar media cena sin tener muy claro lo que está pasando, la cosa cambia. Sobre todo con la situación actual, que la mayoría estaremos desentrenados.
¿Nuestra idea? Deja las copas para después de la cena. O, al menos, limítalas. No decimos que vuelvas a los años ’20 e impongas la ley seca, pero si consigues que tus invitados se mantengan serenos hasta el final de la cena, mejor para todos.
No te preocupes del postre
De verdad, el postre va a ser lo de menos. La mayoría de comensales no va a llegar con ganas de nada al final de la cena. Y es que entre los principales, los entrantes y las copas lo último en lo que va a pensar nadie es en comerse unas natillas.
Por eso mismo, nuestro consejo es que no te obsesiones con ello. Ten algo preparado, por si acaso, pero tampoco pongas todo tu esfuerzo en ello. Aunque claro, un postre espectacular puede levantar a más de uno de la tumba.
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