A todos nos gusta comprar los productos de la mejor calidad posible. Más aún cuando se trata del oro líquido, el aceite de oliva. Uno de los pilares de la dieta mediterránea. Aunque en ocasiones tratan de darnos gato por liebre con él, sin embargo, os enseñamos cinco formas de saber si el aceite que compramos es de calidad.
Y es que en ocasiones no es tanto por la calidad del producto o su precio, sino por lo que terminamos consumiendo. Ya que un aceite de dudosa calidad puede no tener todos los beneficios de uno legítimo. E incluso algún inconveniente extra. Por ello, desde la Escuela Superior del Aceite de Oliva nos dan estos consejos.
Mira bien el nombre del aceite
Puede parecer de perogrullo, pero hay que comprobar que su nombre y apellidos sean correctos. Es decir, si buscamos un aceite de oliva virgen extra tenemos que fijarnos que en la etiqueta lo diga. Ya que de otro modo puede tratarse de una mezcla, lo que disminuye la calidad del producto. Además, por lo general el aceite virgen extra, al ser de categoría superior es más caro, de modo que si veis un aceite sospechosamente barato, lo mejor es desconfiar.
Atención a la fecha de cosecha
En la etiqueta, por lo general, podemos encontrar la fecha en la que las aceitunas fueron cosechadas. Y, al contrario que el vino, el aceite no mejora con los años. De modo que siempre deberemos optar por uno cuyas aceitunas hayan sido cosechadas lo más recientemente posible. Ya que cuanto más tiempo tenga, más posible es que el aceite haya envejecido (algo nada bueno en absoluto).
Otro factor favorable al buscar esta fecha es que si la encontramos sabremos que se trata de una empresa de cierto nivel de seriedad y compromiso.
Ojo con las aceitunas usadas
En el envase debería aparecer el tipo de aceitunas usadas. Ya sea un único tipo o varios. Aunque eso no es lo importante, ya que no afecta a la calidad. Lo importante es comprobar que el aceite está realmente elaborado con aceitunas y no con otras grasas. Algo que haría caer la calidad del mismo.
El color no lo es todo
Siempre se ha dicho que el aceite tiene que tener un color concreto si es de calidad. Pero la realidad es que el color no es un signo definitivo de la calidad del aceite, de modo que es conveniente no solo mirar el color, sino otros factores como por ejemplo si el producto ha estado expuesto al sol durante mucho tiempo, algo que podría hacer bajar su calidad.
También es recomendable que la botella sea de vidrio oscuro, para evitar el daño producido por el sol entre otros factores. Además, otra forma de saber si el aceite que compramos es de calidad es buscar aceites poco ácidos (lo ideal es que tengan una acidez menor a 0,8).
El olor es clave
Es verdad que para hacer esta comprobación tenemos que abrir la botella, pero es un detector de calidad infalible. Si al oler el aceite detectamos tonos naturales, estamos en el buen camino. Si, por el contrario, nos encontramos con aromas raros o desagradables al menos sabemos que aceite no volver a comprar.
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